viernes, 2 de noviembre de 2012

El American Ballet Theater (ABT) ha ofrecido seis funciones, con seis elencos diferentes, del ballet Don Quijote en el Gran Teatre del Liceu

Carolina Masjuan



Xiomara Reyes - Cory Stearns
Foto : A. Bofill

Qué lástima que el Liceu haya tardado tanto en traernos al ABT y qué sorpresa que lo haga precisamente ahora, cuando su economía está tan menguada, dado lo caro que resulta traerles. Una lástima también que lo haga justo después de despedirse Ángel Corella. Hubiese sido un gran regalo para el público español que unos años atrás hubiésemos visto al aclamado bailarín español, en este rol por el que ha sido tan admirado y con la compañía que le ha encumbrado a lo más alto. Ahora, en cambio, es la compañía que el recientemente retirado bailarín madrileño ha creado en Barcelona la que debería figurar en el programa del Gran Teatre catalán. Es más, es la que debería ser titular de este teatro, ahora que está aquí y nos ofrece esa oportunidad. Así lo solicita el público catalán como se ha puesto de manifiesto en las múltiples cartas publicadas estos días en La Vanguardia. Pero el Liceu hace oídos sordos a estas demandas y ni siquiera se molesta en responderlas. 

Las propias estrellas de la compañía americana, Xiomara Reyes y Paloma Herrera comentaron su tristeza por el hecho de que Ángel no esté ya con ellos y no haya bailado en el Liceu con el ABT. “Cuando hizo su despedida estuve un tiempo deprimida, sintiendo un gran vacío” comentó la primera bailarina cubana bien conocida aquí por haber bailado muy a menudo como pareja de Ángel en sus tournées por Cataluña. Por su parte Paloma, tras su magnífica interpretación del domingo que clausuraba las funciones, nos confesó “he echado tanto de menos a Ángel! Ha sido nuestro ballet durante tantos años y ahora en este teatro, con su gente, habría sido maravilloso poderlo bailar con él”. No ha podido ser y Ángel ni siquiera ha podido estar entre el público ya que se hallaba en Roma bailando la famosa Danza de las Horas de la ópera La Gioconda con Leticia Giuliani cuyo éxito arrollador en el Liceu de la temporada 2005-2006 aún recordamos todos.


Luis Ribagorda, Sarah Lane, Paloma Herrera
Xiomara Reyes, Kevin McKenzie, Cory Stearns
Foto : Mané Espinosa

El Don Quijote del ABT: Marius Petipa creó su primer Don Quichotte para el Teatro Imperial de San Petersburgo en 1869, revisándolo y ampliándolo en 1871, pero la versión de referencia es la de Alexander Gorsky, de 1900. Es en ésta en la que se basa la del American Ballet Theatre cuyo estreno absoluto fue con la producción de Mijaíl Baryshnikov el 28 de marzo de 1978 con Gelsey Kirkland y él mismo en los roles protagonistas. A ésta le siguió la revisión efectuada por Vladimir Vasiliev en 1991 y la posterior, en 1995, de Kevin Mckenzie

Hacía cuarenta años que no se representaba el ballet completo en el Gran Teatre. Entonces, abril de 1972, fue por el Kirov, Mariinsky actual, y precisamente con Mijail Baríshnikov en el rol principal. Baríshnikov, dos años después de su paso por el Liceu, tras desertar de la URSS, se incorporó al American Ballet. A los pocos años estrenó su propia versión, de la que la propuesta de Kevin McKenzie, actual director del ABT y que es la que vimos en el Liceu, conserva la estructura, decorados (¿?), vestuario y algo de su espíritu, pues el suyo fue el primer montaje que bailó McKenzie cuando se incorporó a la compañía, en los ochenta, bajo la dirección artística de Baríshnikov, e incluso compartió con la leyenda rusa, el papel del barbero Basilio. "Con él trabajé la parte más luminosa del personaje, pero mi sensibilidad es lo que está presente en la actual versión". "En realidad es una mezcla de estilos viejos y nuevos -explicó Kevin McKenzie-: el primer acto se basa en la antigua versión del Mariinsky, pero en el segundo es donde me he tomado más licencias, durante la escena del sueño y con los gitanos”. El estreno de la actual producción del American Balllet Theatre se produjo el 12 de junio de 1995 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, con Paloma Herrera y Julio Bocca en los roles protagonistas. 

En su primera visita al Liceu, el ABT ha traído a su impresionante elenco de primeras figuras, estables e invitadas, al completo, aunque desgraciadamente dos de los artistas más esperados, cancelaron en el último momento debido a lesiones: Hermán Cornejo y Marcelo Gomes.

Tuvimos ocasión de asistir a tres representaciones y ver distintas primeras figuras de la danza así como distintas formas de encarar a Kitri y Basilio. 


Paloma Herrera
Foto : G. Schiavone
El día del estreno asistíamos expectantes a este feliz acontecimiento y de entrada nos recibía el primer telón a modo de abanico con una dura imagen taurina. Triste inicio. Aunque nos remontemos a una época y asistamos a un ballet en los que el tema forma parte del guión, ver como se alancea un toro hiere sensibilidades en una ciudad declaradamente antitaurina. Se abre el telón y vemos asombrados unos decorados que nos remiten a... Estambul? Creía que, si bien ningún pasaje de la novela de Cervantes sucede en Sevilla, era ahí donde situaba la historia esta versión del ABT, pero en todo caso esa gran mezquita y sus minaretes difícilmente la asociamos con alguna ciudad española. No son los originales de la producción del ABT, al menos no los del montaje de Barisnykov, aunque sí vemos también de la versión de Misha, aparte del susodicho telón, esas guirnaldas que más parecen adornos navideños. En fin, que tanto en decorados, como también lo será en personajes, el montaje parece una mezcla de las distintas versiones americanas, de hecho así lo ha explicado ya Kevin McKenzie. El vestuario de Santo Loquasto tampoco nos resulta muy acertado, esos toreros azul celeste brillante, los gitanos del segundo acto y algún que otro diseño de tutú, estropean un efecto general que podría haber resultado aceptable.

Pero centrémonos en la danza. Fue realmente una pena que Herman Cornejo no bailara, Cory Stearns tiene muy buen físico, es elegante, apuesto y seguramente con más ensayos habría resuelto bien el papel ya que sus líneas son muy puras, pero se le vio inseguro y su compenetración con Xiomara dejaba mucho que desear. Un primer desequilibrio y un segundo porté fallido en los dos espectaculares equilibrios del primer acto, pareció condicionar el partenariado. Xiomara estuvo brillante en sus solos con unos fouetés finales espectaculares, rematados con su brazo en alto moviendo el abanico. Apoteosis cubana que el público celebró con grandes aplausos.

Esa primera noche nos cautivaron también Sarah Lane, ya conocida del público del Liceu por haber sido la primera Odette/Odile de El Lago de los Cisnes del Barcelona Ballet de Ángel Corella que tanto éxito cosechó este febrero en el Liceu y Stella Abrera, también reconocida como artista invitada habitual del pequeño grupo de artistas de la compañía americana, previo a la compañía de Ángel.


James Whiteside - Isabella Boylston
Foto : Renata Pavam

Sarah fue un cupido, o “Amour”, delicioso, ligera y arrebatadoramente encantadora, sus puntas extremadamente veloces apenas rozaban el suelo. Stella por su parte en el doble papel de Mercedes y de Reina de las Driadas con un empaque y gran clase en todos los aspectos, técnico e interpretativo, se llevó una muy merecida ovación. Sus cambrés, sus grand jetés, sus port de bras y sus piruetas, estuvieron totalmente a la altura de lo que uno espera de una primera artista de la famosa compañía americana.

Yuriko Kajiya y Melanie Hamrick como las dos amigas o “Muchachas Flor” muy bonitas en sus variaciones.

En el rol de Espada era difícil reconocer la danza del Sascha Radetsky que recordábamos de Central Stage. Además ¿por qué luce en esta versión Espada una capa tan pequeña? Los toreros por su parte no llevan capas ni tampoco usan cuchillos, sino una especie de, imagino, banderillas, que sujetan al suelo con ventosas. Sinceramente no convenció nada.

En cuanto al cuerpo de baile, tal vez acusaba aún el jet lack porque en esa primera función no acabó de verse encajado. Mejoró en las funciones sucesivas, siendo mucho mejor en general, el elenco femenino. 

El público estuvo bastante cálido, pero los aplausos finales supieron a poco y no hubo Courtain Call. ¡Qué diferencia con las representaciones de El Lago de los Cisnes del ballet de Ángel Corella! ¿Cuándo aprenderán en Cataluña en general y en el Liceu en particular, cuanto se les aprecia y se les desea? Nos traen al ABT y lo celebramos, pero tenemos a nuestra compañía y señores ¡nos entusiasmamos!


Natalia Osipova - Ivan Vasiliev
Foto : A. Bofill


La del sábado por la noche era una de las funciones más esperadas. Actuaban: Ivan Vasiliev (esta vez sí) y Natalia Osipova. La suya fue una demostración absoluta de bravura típica de las dos stars del momento. Su paso a dos fue la versión rusa de su compañía de origen, el Bolshoi. Disfrutamos de su actuación, ya sabíamos qué íbamos a ver y conociendo ya los puntos débiles, según nuestro criterio, de esta producción, pudimos olvidarnos de eso y centrarnos más en la danza. Vasiliev es un prodigio de virtuosismo y Natalia no se queda corta y en un ballet como Don Quijote se acepta mejor un cierto descuido en el estilo, aunque lo cierto es que la bailarina sorprendió gratamente por su contención en el segundo acto. Como pareja funcionan a la perfección y ofrecieron un juego y una compenetración absolutamente convincentes.

El resto de roles principales fue casi el mismo que en la función inaugural. Sarah Lane estuvo de nuevo fantástica, esta vez como una de las muchachas flor, siendo Gemma Bond quien abordó el rol de « Amour ». Luciana Paris como la otra amiga, tampoco desmereció.

Y el domingo por la tarde actuó la Kitri por excelencia de la compañía americana, Paloma Herrera. Nacida para bailar, según la definió la prensa local, Paloma demostró su gran clase y su dominio de un rol por el que es mundialmente conocida. Es una experiencia emocionante ver a la estrella argentina abordar este papel. Sus developés poseen la majestad de la gran artista, sus equilibrios, sus fouettés y piruetas, sus pies perfectos, su facilidad y su comprensión de un rol al que, a pesar de haberlo bailado mil veces, le sigue aportando todo el sentido y le sigue sentando de maravilla. Esta fue LA función del ABT en Barcelona. James Whiteside,recién incorporado al ABT desde el Boston Ballet, es un bailarín a no perder de vista. Aparte de su indiscutible talento y su capacidad para abordar las dificultades técnicas del personaje, capta inmediatamente la atención y transmite al espectador. A una indiscutible allure, aúna un aire sencillo que conecta y trasciende. Se nota que disfruta en escena. Apuesto y delicado partenaire de Paloma, crearon un clima realmente seductor que trascendió al público y cautivó.


Sascha Radezsky - Stella Abrera
Foto : A. Bofill


Veronika Part asumió el doble papel de Mercedes y Reina de las Driadas con una gran solvencia, fue un placer descubrir a esta gran bailarina. El Espada de Alexandre Hammoudi fue bastante superior y aportó un plus a un rol que hasta entonces no había destacado a pesar de sus variaciones solistas. Sarah Lane de nuevo como “Amour” volvió a cautivarnos totalmente. Es una maravillosa bailarina y una delicia ver a esta menuda mujer que tanto se crece en escena.

Las dos “muchachas flor” de esta función fueron una magnífica Isabella Boylston i una no menos convincente Christine Shevchenko.

Evidentemente, cada una de las funciones tenía su aliciente y a pesar de los peros que se le puedan encontrar al montaje, ha sido una fiesta balletómana con la que ya soñamos repetir. Pero, por encima de todo, le pedimos al Liceu y a los responsables culturales catalanes, que apoyen a nuestra compañía de Ballet, el Barcelona Ballet de Ángel Corella, que si no puede ser su compañía titular o residente, que por lo menos les programe, que queremos verles y volver a disfrutar de ellos en este magnífico teatro.


Elenco de principales por orden de funciones:

Xiomara Reyes, Cory Stearns
Isabella Boylston, James Whiteside
Polina Semionova, Cory Stearns
Yuriko Kajiya, Daniil Simkin
Natalia Osipova, Ivan Vasiliev
Paloma Herrera, James Whiteside

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